domingo, 20 de marzo de 2011

Nuestro Banco

Era de hierro. Estaba pintado de blanco pero el óxido se adueñaba de su tonalidad por el paso del tiempo y la humedad que todas las noches descansaba sobre él. No era más que un banco cualquiera, ni más bonito ni más cómodo que los demás, pero para ellos era especial...

Una tarde en la que el sol caía suave sobre las hojas de los árboles que empiezan a caerse haciendo tímidos círculos en el aire. Cientos de personas que caminaban despacio por la ciudad, disfrutando de los últimos días del verano. Una barca que se mecía taciturna por las aguas del río, y un puente que se viste de marrón para dar paso al otoño, mientras un padre corría tras sus hijos a cámara lenta haciéndoles creer que nunca los alcanzaría...

Y el y ella de la mano, con miradas nerviosas y palabras entrecortadas que dejaban ver tímidas sonrisas a cada segundo, sentados en aquel insignificante banco en el que se prometían el cielo y aún ni se daban la tierra...
Y él y ella de la mano, sentados en aquel banco en el que ese Septiembre marcaría sus vidas para siempre...


...Nuestro Banco...


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