lunes, 22 de noviembre de 2010

Como la vida misma...

Hacia más frio que de costumbre...
La niebla no dejaba ver más allá de tres pasos y el viento helado le petrificaba todo el cuerpo. No le quedaban fuerzas ni tan siquiera para tiritar... y sin embargo sonreía.
A su lado estaba el niño de sus sueños y ella sólo podia sentir el calor que te da tener a la persona que te gusta a menos de un metro de ti.
Quería que la abrazara, pero no dijo nada, quería que la mirara pero no dijo nada, deseaba con todas sus fuerzas que la besara, pero no se atrevió a decir nada...

Hacía mas frío que de costumbre...
La niebla no dejaba ver más allá de tres pasos y el viento helado lo dejaba sin respiración. No tenía valor para mirarla, no tenía valor para sonreirle ni hablarle. Notaba que la tenía cerca y a la vez demasiado lejos.
Ella estaba tiritando y aunque deseaba abrazarla con todas sus fuerzas, no pudo...

La posibilidad de que exista el rechazo ya la conocemos,
Quizás deberíamos lanzarnos para confirmar si existe o no una aceptación...

2 comentarios:

  1. Carmen, he releido esta entrada mil veces, y cada vez me gusta más! Lo mismo yo la interpreto de una manera diferente a tí, pero si es así, precisamente en eso está el encanto, en serio, el último párrafo es sublime, ánimo y sigue escribiendo!!!!!

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  2. Como la vida misma, sí señor...
    Me gusta mucho =)

    (es verdad que Minutacio te está haciendo una buena promoción =p)

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